martes, 23 de enero de 2007

Sigo con el tema La Tregua y Vedel, correspondiente al primer capitulo de la tercera parte.
Hoy he dedicado parte del tiempo a buscar distintos sonidos, como trotes de caballos e imagenes de artilleros españoles, aunque he tropezado con algunos problemas que aún no se como resolver. Vedel llega sobre las cinco de la tarde, unas horas antes esto hubiera servido de estimulo a las exhaustas fuerzas francesas, sin embargo ahora no arranca más que una extraña mezcla de indiferencia y rabia expresa. De todos es sabido las desaveniencias entre Dupont y Vedel, se le achaca a este ultimo su tardanza en acudir al auxilio del General, a pesar de la insistencia de algunos de sus mandos y soldados. Entre los estudiosos existen varias teorias, pero parece que coinciden en poner de relieve la mezcla de arrogancia y juventud de Vedel, junto con las referencias a la solicitud del reparto del Tesoro de Cordoba por parte de este y la negativa o conducta ambigua de Dupont para hacer ese reparto.
Bailén se ha convertido en un infierno imposible de sofocar; imagino el campo de batalla cubierto de muertos, el humo incesante, las quejas y la pesidumbre de aquellos que estan herido o han visto morir a sus compañeros, la sequedad de la lengua y esa extraña amargura de una incertidumbre por descubrir.
Esa noche del 19 de Julio, como la del 20 de Julio, antes de partir hacia Cadiz la pasaran durmiendo a la intemperie, preludio de su propio destino.

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